"He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos".
Thomas De Kempis (extraído de Proverbia.net)
Hoy comienza la Feria del Libro del Parque Forestal, clásico evento literario de verano que se viene realizando desde hace algunos años. De inmediato sentí "el llamado" del ratón de biblioteca que llevo dentro, así que me prometí a mí misma que iría a darme una vuelta luego del trabajo, ya sea sola o acompañada, con algo de dinero en el bolsillo por si me tiento. Además, según publicó hoy La Tercera, está abierta hasta las 22:30 y justo hoy habrá jazz, a cargo de Titae Lindl y Camilo Salinas... no es mal panorama.
Mi relación con los libros comenzó desde chiquitita, desde ese día en que le leí el disco "PARE" a mi mamá que me llevaba en brazos, y luego leí el recorrido de la micro, la marca de la radio, el titular del diario, etc. Mis papás, jovencitos, me había ido enseñando las letras poco a poco, hasta que llegó ese día, cuando aprendí a juntarlas y nunca más dejé de leer.
Nunca me contaron el cuento de la abejita, la cigüeña ni nada parecido, porque debo haber tenido unos 4 años cuando leí una enciclopedia que se llamaba "Nacer" (claro que a esa edad no entendí todas las implicancias del proceso, pero de todos modos caché que era algo biológico y no arte de magia como se engendraban los niños).
Tuve muchos libros de cuentos. Siempre a fin de año me llevaban a la Feria del Libro de la Estación Mapocho a elegir alguno que me gustara. En ese tiempo no existían los best sellers como Harry Potter, así que tuve muchos de la colección del Barco de Vapor, otros con figuritas que se movían en sus tapas, etc.
Ya más grande, aluciné con los "Elige tu propia aventura". Me regalaron varios, pero cuando pedí uno que se llamaba "Aventura con los mayas" o algo así, y me regalaron un libro de "Historia de los mayas" -que suena parecido, pero la diferencia era bien desilusionante a esa edad- ... ahí comencé a leer libros de historia de civilizaciones antiguas, revistas científicas etc. Egipcios, griegos, romanos, indígenas latinoamericanos, todo lo devoraba. Las revistas científicas, recuerdo la Creces, la Muy Interesante, una Enciclopedia Popular -que era una revista amarilla argentina muy buena- uf!
Luego me dio por los diarios de vida: El diario de Ana Frank, Nuestras Sombras, los Papelucho que funcionan medio parecido. Los clásicos infanto-juveniles chilenos: los de Rosasco (Francisca yo te amo, Dónde estás Constanza), Perico trepa por Chile, Gracia y el Forastero y cuántos más.
He leído tanto y de tantos temas, que es difícil hacer un recuento. Descontando los libros obligatorios por asuntos de estudios, he leído libros de astrología, auto ayuda, esoterismo, misterios religiosos, anécdotas históricas, ciencia ficción, suspenso y terror, escritores latinoamericanos (realismo mágico sobre todo) y mundos de fantasía.
Cuando paso mucho tiempo sin leer, me siento desactualizada. Leo y releo los libros que he juntado. En la cabecera de mi cama alta, hay una torre de libros todo el tiempo. Antes solía salir con un libro para los trayectos de micro (ahora duermo). Para mí, los libros son tanto una fuente de conocimiento como un método de evasión, una ventana a nuevos mundos, una forma de conectarse con realidades nunca imaginadas, un método para explorar nuestra capacidad de asombro.
Es una pena que en Chile la lectura no sea un hábito masivo. Se lee poco, y lo poco que se lee, se entiende poco.
Sin duda es responsabilidad compartida. El sistema de educación que no ha sabido inculcar en los niños y jóvenes el gusto por la lectura, sino que lo han convertido en una obligación escolar que hay que superar rápido. De todos modos, es bueno destacar el esfuerzo a través de la inversión en infraestructura y nuevos proyectos. La nueva biblioteca pública de Matucana es una joyita que vale la pena conocer (tengo una tarea pendiente ahí).
Además, el alto impuesto al libro existente (el IVA, o sea, un 19%) dificulte la masificación de este pasatiempo, además de fomentar la piratería, que si bien acerca los libros a las masas con sus bajos precios, lamentablemente destruye el negocio editorial, por lo que su efecto a largo plazo es cualquier cosa menos beneficioso para la lectura (menos ganancias encarecen el negocio, disminuyen las posibilidades de auspiciar escritores nuevos, distorsionan el esquema de precios habitual).
Para informarse más:
-Columna de Horacio Salgado, sicólogo UDEC
"Aseverar que un chileno que quiera leer no puede hacerlo por falta de libros es un fruto seco que debemos extirpar de una vez por todas de nuestro árbol imaginario. Quien desee leer puede hacerlo sin mayores inconvenientes si posee verdadero interés".
-Elucubraciones piratas, columna de Pablo Simonetti en El Mostrador
" Chile es el país que exhibe el IVA a los libros más alto entre los países desarrollados y en vías de desarrollo. La gran demanda por productos piratas expone la primerísima importancia que los consumidores dan al precio al momento de consumir este tipo de bienes “culturales”. En buenas cuentas, el IVA es un impuesto que impide a una parte importante de la población acceder a la compra de un bien cultural como es el libro. Dicho de otro modo, es un impuesto culturalmente recesivo".
El mundo de la lectura es maravilloso.
Yo cuando pequeña me lei todos los libros que venian en la revista ercilla, los negros y los burdeos.
Y en ese tiempo mis compañeros decian uuuu que fome que estes leyendo y para mi era un trasporte a otra historia y las horas se pasaban volando.
Cariños