24.7.06
¿Qué nos hace felices?
Hoy no vengo a sacarles pica. He vuelto al mundo laboral. Pero con mucha lata!

El día está horrible.

No alcancé a respaldar los mails que recibí en la casa así que ando media perdida.

Estaba enojada con mi "este" por una tontera que pasó ayer.

No puedo comer cosas ricas para compensar un día feo como hoy (una lasaña o fettuccinis alfredo... mmm!).

En la mañana no tenía ganas de arreglarme y ahora encuentro que me veo fea.

Como dirá cualquier hombre que lea esto ... "mujeres, siempre quejándose".

Así que para hacerle honor a mi nominación como Mejor Blog Femenino en los Pipolz Blog Aguars (remítase a botón en la sidebar ... ud, que está leyendo, ya votó por mí, no es así? ... si no... recuerde hacerlo al terminar de leer) me dediqué a averiguar si las mujeres somos felices ... y qué logra ese milagro.

Y para suerte mía, hace poco se publicó en Terra un artículo sobre el tema (o quizás ojeé el título y el tema me quedó en el subconsciente, mi suerte no merece tanto crédito por estos días).

Cimagroup, una empresa de investigación de mercados, hizo 1.000 entrevistas en hogares de todo el país, que buscaban medir el nivel de satisfacción de chilenos y chilenas de 13 a 80 años en 12 aspectos de la vida (pueden leer el estudio completo aquí, es un pdf de 35 páginas)

De todos estos entrevistados, el 66% declaró sentirse feliz: 68% de hombres y 64% de mujeres.

Sin embargo, los expertos han llegado a la conclusión de que las mujeres por lo general somos mucho más felices de lo que parecemos (o reconocemos). ¿Por qué? por una "verbalización pesimista y abajista muy propia de lo femenino", dice el artículo.

En este estudio participó la sicóloga estrella de Chile, doña Pilar Sordo, quien comenta que la gran culpa de todo esto lo tiene "el pensamiento mágico de la mujer". Y esto es...


Se trata de la construcción mental de una visión idealizada de conceptos cotidianos como los resultados de un buen shampoo, hasta figuras tan abstractas como la del mítico príncipe azul. “Si ella ve un comercial donde la modelo usa un producto y obtiene un precioso pelo lacio, parte a comprar el shampoo, y cuando los resultados no son los mismos, no se detiene a pensar que la modelo, es una modelo, que la peinaron mil peluqueros y que seguramente ni siquiera le lavaron el pelo. Simplemente se frustra ante lo que no resulta como esperaba y de ahí emana la queja”.

Para la especialista esta estructura es también llevada al plano de las relaciones personales. “Ella espera que su marido llegue con un ramo de rosas para el día del aniversario, sepa exactamente qué regalarle y a qué lugar llevarla a comer. Y como eso no pasa, se molesta. El hombre le explica que no se le ocurrió, pero claro, al hombre que ella tiene en su mente si se le ocurren estas cosas”.

Y ahí me cayó la gran teja.

FUCKIN PENSAMIENTO MÁGICO!

Muchas veces me he sentido traicionada porque mi hombre real -bastante bueno por lo demás- no hace todo lo que el hombre de mi pensamiento mágico se supone que haría. Y como la mina del comercial de Giordano, vivo en una torre esperando a un heroico príncipe azul que adivine mis pensamientos aún antes de que yo los tenga, me sorprenda constantemente, me invite a todos lados, me haga sentir querida y además estupenda, descontando que también tiene que ser perfecto en otros campos que por ahora no vamos a mencionar (ahora mi mamá lee mi blog, discreción por favor).

A propósito de ella, yo creo que los publicistas se aprovechan de este mismo pensamiento mágico para volver a las mujeres como género en un ícono del consumismo. Mi mamá es de las que alega si el plato que pidió no es igual a la foto que venía en el menú o que adorna el restaurant. Yo soy de las que se compra el champú que sale en la tele con la esperanza de que mi pelo voluminoso, variable y frizz por naturaleza experimente una conversión milagrosa, y así muchas caemos con aquel sostén mágico que se pega solo y además te aumenta una talla, o aquella crema antiarrugas que te deja como guagua en un mes. Mal!

O sea, todo el mundo sabe de este famoso pensamiento mágico ... menos las afectadas, es decir, nosotras.

La señora Pilar Sordo habla de 5 factores importantes para determinar nuestra felicidad:

- Dicotomía: O sea, cuán diferente es el rollo que nos pasamos en nuestro pensamiento mágico de nuestra realidad. Mientras más diferente, más alegamos, nos frustramos y de pasadita le cagamos la onda a todos los que nos rodean (cómo era la oración? Yo confieso ... que he pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión).

- Trabajo: Según el famoso estudio del que les hablaba al principio, las mujeres que trabajan se declaran más felices que las que no. Supongo que por una cuestión de sentirse útiles y de autonomía económica ... en este momento no tengo muchos argumentos porque estoy trabajando con una lata atroz... pero de algo hay que vivir quirridis! (a propósito, vean el Flickr en mi sidebar con mis creaciones artísticas a la venta jojojo).

- Familia: Por lo que vi del estudio, está entre las primeras menciones de hombres y mujeres dentro de las cosas que los hacen felices. Parte de esto se debe a que nuestras relaciones están muy cerradas en el núcleo familiar, somos desconfiados con los desconocidos y se destina poco tiempo a la vida social con amigos.

- Salud, Dinero y Amor: Por algo los ponen en el horóscopo, ya que según el estudio, son los factores a los que las mujeres le damos más importancia para sentirnos completas.

- El "look": En promedio, sólo cerca del 50% de las mujeres nos sentimos contentas con nuestra apariencia física. Ya que no todas nacimos con los genes premiados, y que la apariencia es un factor importante en la valoración social y también en la autoimagen, siempre estamos preocupadas de "¿qué me pongo?", "¿estoy gorda?", "¿me queda bien este corte de pelo?", y sólo a medida que nos sintamos bien con nosotras mismas nos sentiremos más felices.

Lamentablemente, cuando esto no ocurre, se forma un círculo vicioso, porque el inconformismo provoca ansiedad, la ansiedad da hambre, el hambre hace comer, comer mucho engorda, al engordar no nos sentimos contentas con nuestro cuerpo y se empieza a hacer un círculo vicioso que sólo se puede romper con mucha voluntad.

Y después de ver todo esto... pienso que tener la oportunidad de actualizar el blog en el trabajo no está tan mal, que no puedo comer cosas ricas pero ya me han dicho que me veo "rica" con sus kilitos menos, que no en todos lados la socia a cargo te dice "ándate tempranito no más si te sientes mal" y que no todos los pololos son tan comprensivos como el mío, que me dejó pasar el mal día con un borrón y cuenta nueva ... y aunque yo iba al almuerzo con dolor de guata, terminé recibiendo un masaje de pies... qué tal?

Como ven... me quejo de pura llena! ("como todas las mujeres", dirán algunos).
17.7.06
Torturas femeninas de ayer y hoy
Aprovechando la extensión de mi licencia por una semana (qué lata, no podré ir a trabajar aún jojojo) ... se me ocurrió teñirme el pelo.

Creo que a todas las mujeres nos surge el instinto de vez en cuando. Y cuando sucede, una mujer normal va a la peluquería para someterse al proceso. Pero como la otra vez que me lo hice en peluquería me duró menos que un candy... esta vez decidí hacerlo en casa.

Así que armada con un completo kit Koleston (ahora que estoy volviéndome famosa debería cobrar por la publicidad jajaja!), pegué las instrucciones con un scotch al lado del espejo y ordené todos los elementos: tratamiento pre-coloración, guantes, tintura, frasco aplicador con revelador, tratamiento para mantener el color ... uf!!

Me eché el aceitito para antes de teñirse. Obviamente no me alcanzó para todo el pelo. Pero no importa. Como decía el papelito, dejé un reloj a la mano, también una peineta. Me puse la polera manchada que uso para teñirme (ropa manchada con tintura es ropa muerta, así que uno la embarra una pura vez... después guardas esa polera sólo para teñirte) y una toalla vieja.

Así, mientras mis hermanos me molestaban diciendo "mientras tanto, en el Salón de la Justicia..." , agarré el frasquito con la mezcla y empecé. Poco a poco, empecé a quedar igual que los comerciales de "ensuciarse hace bien". En mi pelo se notaba re poco el negro, pero en mi cara, mis orejas, la toalla, mis manos, la cerámica, el lavamanos y el espejo ... se veía clarito!

Luego de un buen rato distribuyendo toda la mezcla en mi pelo, con la suciedad consecuente... me anduve paseando un rato con mi look de super woman de la "pobla" para que hiciera efecto el menjunje. Luego, el desastre del enjuague.

Igual que la escena de la ducha de Hitchcock, pero en blanco y negro. El negro salía y salía de mi pelo y lo manchaba todo, la cortina, la cerámica, la gomita para no sacarse la cresta en la ducha, el jabón, el guante de crin... hasta que el agua comenzó a aclarar al fin, y yo me aburrí ... llegó la hora del tratamiento para mantener el color, que más encima tenía que "dejar actuar" 2 a 3 minutos ...

Menos mal que después de tanto weveo, al menos el pelo me quedó negro! Ahora, a ver cuánto dura.

Dado el tremendo show que tuve que hacer sólo para sacarme la maña de tener el pelo de otro color, me puse a pensar... a cuántas pequeñas torturas debemos someternos las mujeres... sólo por el hecho de ser mujeres??

Dejemos al margen el castigo cada 28 días. Las mujeres, sólo por ser mujeres y por convenciones sociales, tenemos que:

- Depilarnos, porque a alguien se le ocurrió que era feo que nos viéramos peludas. Si somos parientes de los primates, qué querían de nosotras? En cambio ellos ... son peludos o lampiños por genética y nadie lo cuestiona.

- Estar delgadas, porque así nos vemos más atractivas ... siendo que la figura femenina se caracteriza por tener más curvas y por tener otra forma de acumular grasa ... Pero ellos no pierden oportunidades de trabajo por tener unos kilitos de más y es raro que pareja o familia los molesten cuando engordan (a no ser que sea excesivo, claro está).

- Usar tacos para vestirse formal. Se imaginan andar todo el día en puntas de pie? Además de la deformación consecuente de la postura, el cansancio, el dolor de espalda ... y el dolor de pies. Y ellos ... lo más bien con zapatos planos.

- Maquillarnos: gasto de tiempo y dinero. Hay que elegir de calidad o baratos, hipoalergénicos o normales, hay que comprar de colores que le vengan a la ropa -los que varían cada temporada- por lo que además no se puede tener sólo un set de maquillaje, sino que hay que tener varios -ya que no andamos todos los días vestidas iguales. Además, hay que encresparse las pestañas con ese extraño aparatito, labor que requiere concentración y dedicación, ya que siempre está el riesgo de hacer un mal movimiento y perderlas todas! Base de maquillaje, polvos compactos, delineador de ojos y labios, blush, sombras, rimmel, labial y brillo ... sólo saquen cuentas. Y los machotes... con suerte se lavan la cara y se afeitan!

- Arreglos varios en el pelo: Porque es raro que una venga con el pelo lindo, con buena caída y tal como quiere que se vea "de fábrica". Así que además de cortarlo constantemente, tiene que ser con un buen peluquero para que tenga forma... a eso sumémosle bases, permanentes, tinturas, reflejos, iluminaciones, alisados, extensiones, masajes y tratamientos diversos... Pero los machos con suerte se cortan el pelo cuando necesitan peinarse al salir de la ducha. A no ser los nuevos "metrosexuales" ... pero aún son pocos.

Y eso el día de hoy, porque en otras épocas y culturas, las mujeres hemos tenido que someternos a cosas como...

- El corset: Una prenda interior del siglo XIX con varas rígidas y amarras, que se apretaba hasta alcanzar los 50 cms de contorno de cintura que la época exigía... sin importar que la víctima en cuestión quede sin respiración o se desmaye en el proceso.

- Los pies de geisha: A las geishas, que eran elegidas en su niñez para seguir ese camino, se les vendaban los pies para impedir que crecieran, ya que se consideraban antiestéticos los pies grandes...(yo que calzo 39, cero posibilidad de encontrar marido jajaja!)


*Fe de erratas: dados los comentarios de la experta en kendo y asuntos orientales Kitsune, aclaro que no eran las geishas las de los pies vendados, sino las chinitas... anoche busqué información al respecto y de hecho no encontré asociación entre las geishas y el vendaje de pies, pero tenía mucho sueño y lo publiqué así no más. Mis disculpas...Ahora, sigue la lectura*

Pero bueno, lamentablemente en estas cosas hay que aplicar el principio "si no puedes contra el enemigo ... únete a él!"

Si no ... ¿qué pareceríamos peludas, gordas, mal vestidas, con el pelo feo, zapatos planos y sin pintar? Ufff!!




12.7.06
Pequeñas delicias de la vida hogareña
Antes de proceder a sacar pica con mis días de ocio a todos mis lectores trabajadores o estudiosos, tengo que hacer un llamado de campaña.

Como podrán ver en mi sidebar, estoy nominada en los Pipolz Blog Aguars. Las categorías son al Mejor Blog, Mejor Blog Femenino y Mejor Diseño.

No sé si mi blog merezca ser llamado el "mejor" blog
... tampoco sé si tendrá una orientación específicamente femenina (además que en esa categoría compito con varias lulúes y me da latita hacer campaña en desmedro de ellas) ... pero lo que si sé es que me he sacado la crestita "enchulando" mi blog, aprendiendo css, poniendo en práctica mis habilidades photoshoperas, cabeceándome con medidas y templates... así que en esa categoría sí que les exijo...

VOTEN POR MÍ MIERDA!!

Ya hecho ese llamado, podemos seguir.

Durante estos días de recuperación, he podido disfrutar de muchas cosas que echaba de menos.

Dormir hasta que me dé puntada, y si después de eso quiero seguir en la cama... quedarme en la cama!

Ver SQP (lo reconozco, es un placer culpable, además en mi casa no tenemos cable así que no hay muchas opciones).

Después de ver SQP, quedarme viendo el noticiero en Chilevisión, reírme de las chambonadas de la Maca Pizarro (hoy decía, por uno de los carabineros desaparecidos tras un alud en el sur, "aunque esté flotando y no se mueva, aún hay esperanzas" ... uf!) y aprender lenguaje de señas con la niña de ese canal ... que es un chiste! (fíjense alguna vez cómo se dice "confusión", "terrorista", "suicidio", "presidente", etc).

Luego, revivir mis días lluviosos de infancia, comerme una platada de tallarines (con salsa, no le cuenten a nadie que ya no soporto los fideos blancos y que las sopas de pollo me tienen chata) y tener la posibilidad de dormir siesta si quiero.

Ser regaloneada a más no poder, con jaleita, fruta cocida, galletas de agua y quesillo con orégano.

Ponerme al día con películas pendientes gracias a los DVD que me trajo mi novio (con quien hoy cumplimos 5,5 años de pololeo...wow!).

A propósito de lo mismo, recibir las visitas y regaloneos del "este" -a pesar de toda la pega de fin de semestre- y verlo tan complicado sin saber por dónde abrazarme o cuál es la mano donde me dejé la vena pa la historia sacándome la vía, y ver su cara cuando le muestro la colección de parches de mi guata.

Poder ponerme al día con mis visitas a otros blogs ... al fin! Y también sacar algunas ayuditas prometidas pendientes.

Así con mi vida de relajo, espero que los días de descanso que me quedan me alcancen para sacar un par de proyectos más...

Mientras tanto ... sólo les saco pica.



PD: Para que se vayan de aquí derechito a votar por mí... pueden hacerlo en los siguientes blogs:
-Página de El Chere.
-El mundo de Srta. Lee.
-Mis Nuevos Aires.
-Lore Ortiz.
7.7.06
Colecistectomía Laparoscópica

Sí, dígalo 3 veces rápido: Colecistectomía Laparoscópica.

En mi guata están reproducidos los tajitos de la página de la izquierda. Supieran cómo duelen!!

Una noche en el hospital, 10 días de licencia, muchos días a pura sopita y el famoso régimen liviano.

Luego de 25 saludables años, he tenido que pasar por pabellón dos veces en siete meses. Claro que son esas operaciones "mala cuea", no es falla genética, sino que a cualquiera le puede pasar: primero la apendicitis y ahora el cálculo en la vesícula...

La otra vez les comentaba lo bien que describía las hospitalizaciones la Srta Lee, desde la perspectiva de la enfermera. Ahora con mis recientes experiencias les puedo contar desde el punto de vista del enfermo.

Primero, les haré notar una gran diferencia que conocí ayer: por la apendicitis entré de urgencia y caí en multipensionado... o sea, una pieza con 4 personas más, con horarios de visitas restringidos, donde debes llevar un bolsito donde guardar tus cosas, tu toalla y creo que también tu confort, donde te atienden en mayoría enfermeras en práctica y donde un viejo bruto, cuando me dolía el brazo donde tenía la aguja por la que pasaba el suero, en vez de cambiármela me metió el analgésico ahí mismo... después de mi llanto y el escándalo de las otras viejas de la habitación, vino la enfermera jefa y me sacó la cuestión... que estaba como cola de chancho en mi venita.

Ahora, fui derivada por un doctor que sería el que me operaría ahí... o sea, fui como paciente privado. No había cama en multipensionado, pero como mi operación estaba programada, me enviaron a una pieza de sólo dos personas. Ya el baño era mucho más top, había un clóset para guardar tus cosas e incluso podías pedir llave de la caja de seguridad. Los catres eran electrónicos, o sea, podías acomodarlo a tu gusto desde la baranda, en cambio en los de multipensionado había una palanca de fierro debajo de la cama, por lo que si querías acomodarte debías molestar a la visita de turno, a una enferma menos enferma que tú, arriesgarte a que se te abrieran los tajos o llamar a la enfermera... y luego de que te lo acomodaran una vez, cagaste.

Hasta las enfermeras se veían más cuicas. En vez de llegar y bañarme en la mañana, me pasaron toallas, y mis cosas de aseo desde mi bolso. Había un teléfono a mi disposición en mi velador, y mis visitas se podían quedar conmigo prácticamente todo el rato sin que viniera ningún guardia a echarlos. Y si la vecina quería privacidad... corría sus cortinas. En multipensionado, cagaste con la privacidad!! A no ser que pidas un biombo o alguna enfermera se compadezca de tus pocas ganas de exhibirte a todo color frente a otras 4 familias desconocidas.

Sin embargo, otras experiencias de la hospitalización son igual de humillantes sin importar la categoría de pieza.

Partamos por las benditas batas de Merlín el Mago. Una se preocupa de llevar su mejor pijama... pero llegas allá y te dicen "no, para qué, aquí le tenemos su bata". Una bata blanca, con estrellitas azules, abierta entera por la parte de atrás y con la última tira cortada. Resultado? Una paseándose a "potope" por el hospital. La bata que te dan para taparte el trasero tampoco es para nada sentadora.

Luego, las enfermeras traen la balanza. Te preguntan ¿cuánto estás pesando? y una dice una medida aproximada... sin embargo, esas malditas balanzas siempre están descalibradas para desgracia de uno y te suman un par de kilos, provocando miradas suspicaces entre las enfermeras y el rojo inmediato en los cachetes propios.

Te hacen sacarte aros, collares, anillos, pintura de cara y de uñas y amarras del pelo. Uno como última medida de dignidad -o femeneidad- se queda con los calzones puestos... pero la enfermera que te viene a buscar con la camilla para el pabellón te ve subir, y te dice inmediatamente "sin cuadros a pabellón". Y el auxiliar del hospital mirándote de frente al otro lado de la puerta... uf! obligada a hacer las peripecias de Houdini para sacárselos piolamente bajo las sábanas. Y sólo pensar que el doctor tiernucho que te ha estado atendiendo te verá en pelotas, te hace volver a ponerte roja sola.

Luego de un mareador recorrido por los pasillos hasta el pabellón, llegas a una sala de espera. Escuchas cómo le hablan a la señora de al lado del tumor de su mama, le preguntan por sus hijos, y le cuentan que le sacarán lo que le queda y también los ganglios para prevenir cualquier cosa... y tú dices "y yo aquí weveando por una piedra de un centímetro en una tripa cagona". Pero bueh...

Luego, entrar al pabellón. Te hacen desabrocharte la famosa bata, te ponen los sensores con los que te monitorearán los signos vitales, y la anestesista nº 1 pregunta nuevamente: ¿cuánto pesas? Ahí mejor decir de más que de menos, porque ninguna gracia que se te acabe el efecto de la anestesia en la mitad de la operación. Luego el anestesista nº 2 te vuelve a preguntar. Y la nº 1 antes de enchufarte la aguja... te vuelve a preguntar! Ante la respuesta semi choreada de la paciente - o sea yo- el equipo se ríe y dicen que todo quedará bajo sumario. Tsss... con todo lo que me pelarán mientras esté dormida, media gracia.

Te ponen la famosa mascarilla y te piden que respires profundo. Cuando me operaron de la apendicitis, no alcancé a contar más de 2... ahora debo haber contado hasta como 15. Me mareé horriblemente, me daba vueltas el techo, debía apretar los ojos y no había caso con dormirme!!

Bueno, hasta que me debo haber dormido, porque desperté en otra pieza, muy adolorida... escuchando como las enfermeras pelaban a una niña que había despertado agitada de la anestesia, y se había sacado la vía endovenosa... me miro las manos y me veo el tremendo parche en la mano que me habían puesto la anestesia, y que tengo el suero en la otra mano... ups! Aunque ahora que me veo, pucha que me debe haber dolido para habérmela tirado semiconsciente! Tengo un tremendo hoyo de recuerdo de la aguja, un moretón, y la vena me duele al tacto hasta la mitad del brazo más o menos. En cambio donde me pusieron el suero después, tengo una marca chica y un moretón mucho más suave.

En la recuperación me preguntaron chorrocientas veces si me dolía, que dijera de 1 a 10 cuánto me dolía, cuando lo único que yo quería era no hablar para no llenarme de gases como la otra vez (sí, cuando te abren, te dejan toda inflada, y si además te pones a hablar como loro luego de la operación tragas más aire... y creo que todos ustedes saben lo que duelen los gases acumulados).

Cuando al final me mandaron a la pieza, y yo estaba ilusionada con poder dormir en paz... siento que me despiertan al rato para revisarme las heridas, para tomarme la presión (soy el terror de las enfermeras, tenía presión de 9/6) y saber si tenía ganas de hacer pipí. Claro que tenía ganas, si soy "pipímaniaca" ... entonces me trajeron aquel nunca bien ponderado aparato: la chata!!!

No sé ustedes, pero yo soy lo más escrupulosa que hay para hacer pipí. No puedo hacer en los matorrales ni en baños feos, menos en público. Entonces que te pongan esas cosas metálicas en la cama -ya el nombre da una pista de lo feos que son- y que te rejuren que podrás hacer sin mojarte ni manchar nada... no sé. Ni la otra vez ni ahora pude, aunque me muriera de ganas. Y la enfermera déle con dejármela ahí, se iba un ratito y volvía, la vecina de pieza me daba ánimo y me decía que no pasaba nada... pero mi vejiga seguía en no. Así que fui la mujer más feliz cuando el doctor me pasó a ver a las 7 am y me dijo que me podía levantar... volé al baño!!

Y eso principalmente fue mi segunda peripecia en el hospital... espero que mi próxima visita, (y en un buen tiempo más)... sea a la maternidad!!