El día está horrible.
No alcancé a respaldar los mails que recibí en la casa así que ando media perdida.
Estaba enojada con mi "este" por una tontera que pasó ayer.
No puedo comer cosas ricas para compensar un día feo como hoy (una lasaña o fettuccinis alfredo... mmm!).
En la mañana no tenía ganas de arreglarme y ahora encuentro que me veo fea.
Como dirá cualquier hombre que lea esto ... "mujeres, siempre quejándose".
Así que para hacerle honor a mi nominación como Mejor Blog Femenino en los Pipolz Blog Aguars (remítase a botón en la sidebar ... ud, que está leyendo, ya votó por mí, no es así? ... si no... recuerde hacerlo al terminar de leer) me dediqué a averiguar si las mujeres somos felices ... y qué logra ese milagro.
Y para suerte mía, hace poco se publicó en Terra un artículo sobre el tema (o quizás ojeé el título y el tema me quedó en el subconsciente, mi suerte no merece tanto crédito por estos días).
Cimagroup, una empresa de investigación de mercados, hizo 1.000 entrevistas en hogares de todo el país, que buscaban medir el nivel de satisfacción de chilenos y chilenas de 13 a 80 años en 12 aspectos de la vida (pueden leer el estudio completo aquí, es un pdf de 35 páginas)
De todos estos entrevistados, el 66% declaró sentirse feliz: 68% de hombres y 64% de mujeres.
Sin embargo, los expertos han llegado a la conclusión de que las mujeres por lo general somos mucho más felices de lo que parecemos (o reconocemos). ¿Por qué? por una "verbalización pesimista y abajista muy propia de lo femenino", dice el artículo.
En este estudio participó la sicóloga estrella de Chile, doña Pilar Sordo, quien comenta que la gran culpa de todo esto lo tiene "el pensamiento mágico de la mujer". Y esto es...
Se trata de la construcción mental de una visión idealizada de conceptos cotidianos como los resultados de un buen shampoo, hasta figuras tan abstractas como la del mítico príncipe azul. “Si ella ve un comercial donde la modelo usa un producto y obtiene un precioso pelo lacio, parte a comprar el shampoo, y cuando los resultados no son los mismos, no se detiene a pensar que la modelo, es una modelo, que la peinaron mil peluqueros y que seguramente ni siquiera le lavaron el pelo. Simplemente se frustra ante lo que no resulta como esperaba y de ahí emana la queja”.
Para la especialista esta estructura es también llevada al plano de las relaciones personales. “Ella espera que su marido llegue con un ramo de rosas para el día del aniversario, sepa exactamente qué regalarle y a qué lugar llevarla a comer. Y como eso no pasa, se molesta. El hombre le explica que no se le ocurrió, pero claro, al hombre que ella tiene en su mente si se le ocurren estas cosas”.
Y ahí me cayó la gran teja.
FUCKIN PENSAMIENTO MÁGICO!
Muchas veces me he sentido traicionada porque mi hombre real -bastante bueno por lo demás- no hace todo lo que el hombre de mi pensamiento mágico se supone que haría. Y como la mina del comercial de Giordano, vivo en una torre esperando a un heroico príncipe azul que adivine mis pensamientos aún antes de que yo los tenga, me sorprenda constantemente, me invite a todos lados, me haga sentir querida y además estupenda, descontando que también tiene que ser perfecto en otros campos que por ahora no vamos a mencionar (ahora mi mamá lee mi blog, discreción por favor).
A propósito de ella, yo creo que los publicistas se aprovechan de este mismo pensamiento mágico para volver a las mujeres como género en un ícono del consumismo. Mi mamá es de las que alega si el plato que pidió no es igual a la foto que venía en el menú o que adorna el restaurant. Yo soy de las que se compra el champú que sale en la tele con la esperanza de que mi pelo voluminoso, variable y frizz por naturaleza experimente una conversión milagrosa, y así muchas caemos con aquel sostén mágico que se pega solo y además te aumenta una talla, o aquella crema antiarrugas que te deja como guagua en un mes. Mal!
O sea, todo el mundo sabe de este famoso pensamiento mágico ... menos las afectadas, es decir, nosotras.
La señora Pilar Sordo habla de 5 factores importantes para determinar nuestra felicidad:
- Dicotomía: O sea, cuán diferente es el rollo que nos pasamos en nuestro pensamiento mágico de nuestra realidad. Mientras más diferente, más alegamos, nos frustramos y de pasadita le cagamos la onda a todos los que nos rodean (cómo era la oración? Yo confieso ... que he pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión).
- Trabajo: Según el famoso estudio del que les hablaba al principio, las mujeres que trabajan se declaran más felices que las que no. Supongo que por una cuestión de sentirse útiles y de autonomía económica ... en este momento no tengo muchos argumentos porque estoy trabajando con una lata atroz... pero de algo hay que vivir quirridis! (a propósito, vean el Flickr en mi sidebar con mis creaciones artísticas a la venta jojojo).
- Familia: Por lo que vi del estudio, está entre las primeras menciones de hombres y mujeres dentro de las cosas que los hacen felices. Parte de esto se debe a que nuestras relaciones están muy cerradas en el núcleo familiar, somos desconfiados con los desconocidos y se destina poco tiempo a la vida social con amigos.
- Salud, Dinero y Amor: Por algo los ponen en el horóscopo, ya que según el estudio, son los factores a los que las mujeres le damos más importancia para sentirnos completas.
- El "look": En promedio, sólo cerca del 50% de las mujeres nos sentimos contentas con nuestra apariencia física. Ya que no todas nacimos con los genes premiados, y que la apariencia es un factor importante en la valoración social y también en la autoimagen, siempre estamos preocupadas de "¿qué me pongo?", "¿estoy gorda?", "¿me queda bien este corte de pelo?", y sólo a medida que nos sintamos bien con nosotras mismas nos sentiremos más felices.
Lamentablemente, cuando esto no ocurre, se forma un círculo vicioso, porque el inconformismo provoca ansiedad, la ansiedad da hambre, el hambre hace comer, comer mucho engorda, al engordar no nos sentimos contentas con nuestro cuerpo y se empieza a hacer un círculo vicioso que sólo se puede romper con mucha voluntad.
Y después de ver todo esto... pienso que tener la oportunidad de actualizar el blog en el trabajo no está tan mal, que no puedo comer cosas ricas pero ya me han dicho que me veo "rica" con sus kilitos menos, que no en todos lados la socia a cargo te dice "ándate tempranito no más si te sientes mal" y que no todos los pololos son tan comprensivos como el mío, que me dejó pasar el mal día con un borrón y cuenta nueva ... y aunque yo iba al almuerzo con dolor de guata, terminé recibiendo un masaje de pies... qué tal?
Como ven... me quejo de pura llena! ("como todas las mujeres", dirán algunos).
La verdad es que asi es la cosa nomás!
A mi lo que más me suele pasar es que me pierdo de hombres buenos porque les exijo ser el principe azul!
Y no chiquillas, el principe azul, NO EXISTE!!!
Hay hombres suficientemente buenos!
Saludos!